La Sociedad
Española de Periodoncia (SEPA) y la Fundación de la Sociedad Española de Diabetes
(Fundación SED) quieren poner de relieve que la salud bucal y
periodontal debe ser parte integrante en el manejo de la diabetes.
Esto es especialmente importante si se tiene en cuenta, como denuncia el
representante de la SED, que “muchas personas con diabetes son poco conscientes
de las complicaciones de salud (incluidas las bucales) asociadas con la
diabetes y reciben poca información de los profesionales de la salud”; por
ello, aclara el Dr. David Herrera, Profesor Titular de Periodoncia en la Universidad
Complutense de Madrid y Vicepresidente de SEPA, “es necesario entrenar
a los profesionales de la salud e informar a los pacientes sobre los beneficios
de la buena salud oral en relación con su diabetes”.
En esta misma línea, señala el Dr. Héctor Juan Rodríguez-Casanovas, “la
colaboración entre profesionales de la Medicina y la Odontología se convierte
en algo cada vez más importante”; de hecho, asegura, “los profesionales
de la salud bucal tienen una gran oportunidad de identificar diabetes no diagnosticada
o prediabetes en pacientes odontológicos, y referir a esos pacientes a la
consulta del médico o especialista”.
Recientemente, la Federación Internacional de Diabetes (IDF 2009) ha
establecido una serie de recomendaciones para el cuidado de los pacientes
diabéticos entre las que se recuerda que la educación de los diabéticos debe
incluir la información puntual sobre las implicaciones de su enfermedad, sobre
todo si está mal controlada, en la salud bucal, especialmente en la salud
periodontal.
“Una amistad peligrosa”
Los mecanismos que explican la relación bidireccional entre la diabetes y las
enfermedades periodontales son complejos. La diabetes provoca una
respuesta inflamatoria exacerbada frente a las bacterias patógenas presentes en
la encía, y también altera la capacidad de resolución de la inflamación y
la capacidad de reparación posterior, lo que acelera la destrucción de los
tejidos de soporte periodontales.
Por su parte, la periodontitis puede iniciar o aumentar la resistencia
a la insulina de una manera similar a como lo hace la obesidad,
favoreciendo la activación de la respuesta inmune sistémica iniciada por las
citoquinas.
Las enfermedades periodontales son patologías que afectan al periodonto, es
decir, a los tejidos que sostienen los dientes; son patologías infecciosas,
causadas por bacterias, aunque la etiología es multifactorial y también
influyen factores genéticos, ambientales, locales, etc. En España, en
adultos entre 35-44 años, solo el 14,8% tendría las encías sanas, el 59,8% tendría
gingivitis y el 25,4% periodontitis.
Las enfermedades periodontales pueden tener dos tipos de consecuencias: a
nivel local (en la boca) y a nivel sistémico (en el resto del cuerpo). A
nivel local, la consecuencia más importante es la pérdida de dientes, lo que
produce efectos sobre la estética y sobre funciones como la masticación; pero,
además, puede causar sangrado de encías, mal aliento, retracción, movilidad de
dientes, dolor (aunque no es frecuente), etc. En el resto del cuerpo, la
presencia de gran cantidad de bacterias debajo de la encía hace que puedan
pasar a la sangre y, ya sea directamente o por la inflamación sistémica que
generan, afectar a otros lugares del organismo: aumento del riesgo de sufrir
enfermedades cardiovasculares, riesgo de tener parto prematuro, riesgo de
descompensación de diabetes y otros.
A largo plazo, el diabético puede desarrollar diversas complicaciones, que
incluyen retinopatía (que puede conducir a ceguera), nefropatía (que puede
llevar a fracaso renal), neuropatía periférica (que puede causar úlceras en los
pies, amputaciones y problemas en las articulaciones), neuropatía autónoma (que
puede causar síntomas gastrointestinales, genitourinarios, cardiovasculares y
disfunción sexual). Además, hay un incremento en la incidencia de
ateroesclerosis y enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y arteriales
periféricas.
Se estima que existen 246 millones de personas afectadas de diabetes
mellitus tipo 2 en todo el mundo, cifra que puede aumentar hasta los 380 millones
en el año 2025, si se cumplen las últimas predicciones. En España, el 13,8% de
la población mayor de 18 años (aproximadamente 5,3 millones de personas) sufre
diabetes tipo 2 y el 6% de la población española tiene diabetes que no ha sido
diagnosticada.
Información elaborada por SEPA
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